Además de aportar energía de larga duración y constituir una de las mayores fuentes de ácido fólico, un nutriente que previenen diversas malformaciones congénitas, las legumbres reducen el riesgo de sufrir anemia y estreñimiento, dos trastornos relativamente frecuentes en el embarazo.
En el último trimestre, si cabe aún más, es conveniente comer lentejas, habas, alubias, garbanzos un mínimo de tres veces por semana, ya que estas legumbres ayudan a prevenir la hipertensión y la diabetes gestacional, dos trastornos que afectan al 10% de las embarazadas.
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